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QUE NO VENDAN TU SALUD

ARTICULO DE VICEN NAVARRO

Los determinantes del gasto público sanitario

Existe una percepción errónea, ampliamente reproducida en algunos círculos económicos de ámbito liberal y/o conservador, de que España se gasta ya en sanidad lo que le corresponde por el nivel de desarrollo económico que tiene. Esta percepción se basa en los estudios de algunos economistas que han reproducido en sus trabajos una postura que fue dominante en EEUU en los años noventa y que continúa dominando amplios sectores de la cultura económica sanitaria española. Me estoy refiriendo a la tradición conocida como determinismo económico, que postula que la variable más importante para explicar el nivel de gasto sanitario en un país es su nivel de riqueza económica, medido por su PIB per cápita. Según tal tesis, a mayor riqueza económica, mayor gasto sanitario. O dicho de otra manera, “cada país se puede gastar lo que su nivel de renta le permite”. Para saber, pues, si España se gasta lo que le corresponde, basta con mirar lo que Suecia, por ejemplo, se gastaba cuando tenía el PIB per cápita que España tiene ahora y ver si nos gastamos lo mismo, si nos gastamos más, o si nos gastamos menos. Si el gasto es igual, entonces se concluye que España ya se gasta lo que le corresponde.

Naturalmente, además del PIB per cápita se incluyen otras variables en estos cálculos, tales como la población y estructura demográfica, y el tipo de financiación y organización del sistema sanitario (la clásica distinción de seguros sanitarios versus servicios sanitarios). La inclusión de esta última variable se cree necesaria, pues se asume que los sistemas de aseguramiento público tienen un gasto público mayor que los sistemas nacionales de salud, y puesto que España tiene un servicio nacional de salud, el gasto sanitario debería compararse con países que tienen Servicios Nacionales de Salud.

El determinismo económico como explicación del gasto público ha estado sujeto, sin embargo, a muchas críticas. Una de ellas es que la distinción de seguros versus servicios nacionales de salud se ha estado diluyendo y, sin alcanzar convergencias, nos encontramos que hoy tal tipología está perdiendo valor explicatorio, pues incluso el National Health Services de Gran Bretaña, que se considera el prototipo de servicio nacional de salud, ha atravesado tantos cambios que es difícil verlo de la misma manera que cuando se fundó. Por otra parte, EEUU se presenta frecuentemente como el país donde el aseguramiento privado sanitario es el más extenso entre los países desarrollados, olvidando frecuentemente que el gasto público sanitario per cápita en EEUU es mayor que el de varios países que tienen servicios nacionales de salud. Es más, el elevado gasto público per cápita en EEUU tiene poco que ver con el grado de desarrollo económico del país, siendo las variables políticas (y entre ellas el enorme poder de las compañías de seguro privadas, financiadas públicamente, que dominan el Congreso de EEUU) las que explican mejor este elevado gasto. Y por último, no es cierto que los Sistemas de Salud inviertan menos en sanidad pública que los Seguros Nacionales de Salud. Dinamarca, que se cataloga como un servicio nacional de salud, tiene un gasto público sanitario por cápita -2.463 euros estandarizados- mayor que la mayoría de países que siguen el sistema de aseguramiento: Alemania, 2.291; Francia, 2.362; Austria 2.412; etc.).

Pero más importante que esta crítica es otra de tipo metodológico. Cuando se compara, por ejemplo, el gasto sanitario de España en 2007 con el gasto sanitario de Suecia en, por ejemplo, 1980 (asumiendo que España tiene el PIB per cápita que Suecia tuvo en 1980) no estamos comparando manzanas con manzanas. El nivel de expectativas que el ciudadano español tiene en 2007 es mucho mayor que el nivel de expectativas que el ciudadano sueco tuvo en 1980. Es más, la complejidad de la tecnología y material médico es mucho mayor ahora (tanto en Suecia como en España) que entonces.

Pero la crítica más fuerte que se ha hecho al determinismo económico es que no tiene en cuenta la enorme importancia de las variables políticas (es decir, de la voluntad popular expresada por los partidos pertenecientes a las distintas sensibilidades políticas, así como las relaciones de poder dentro de cada estado) en configurar tanto el tipo de financiación, como la gestión de los sistemas sanitarios. La evidencia de tal importancia es abrumadora. Me permito sugerir dos trabajos míos: uno, el artículo “Why some countries have national health services, others have national health insurance, and the U.S. has neither” y otro, un volumen editado, titulado Political and Social Determinants of Health. Me incomoda algo citar mis trabajos, pero éste es un tema en el que he estado trabajando durante mucho tiempo. En realidad, Cataluña y España son un claro ejemplo de ello. El gasto público sanitario per cápita ha crecido más rápidamente en el periodo 2003-2010, que en el periodo comparable del gobierno de coalición liberal-cristiano-demócrata anterior. En general las izquierdas favorecen más el crecimiento del gasto público sanitario que las derechas.

Cuando se utilizan expresiones como que “cada país se gasta lo que su riqueza le permite”, hay que ser consciente de que cada uno de los términos utilizados en tal frase es subjetivo, dependiendo su significado de variables políticas y sociales. La misma observación se aplica cuando se utiliza otra expresión semejante de que “España es un país que gasta más de lo que la economía le permite”, mostrando las cifras de endeudamiento como prueba de ello. El endeudamiento es, en sí, una variable política. La elevada deuda pública española, por ejemplo, la causó, en parte, la reducción de impuestos que decidieron y llevaron a cabo los gobiernos españoles, y que imposibilitó el crecimiento del gasto público y reducción del déficit durante la crisis económica. Y así, un largo etcétera.

La importancia de lo dicho es que esta percepción tan generalizada en círculos económicos de que el gasto público es ya el que España debiera gastarse, asume que los graves problemas existentes en la sanidad (que son muchos) se deben a problemas de ineficiencia del sector público, lo cual no se corresponde con la realidad. Ni que decir tiene que el sector público debe mejorar su eficiencia, pero ello no es suficiente. Un indicador del bajo gasto es que el gasto público sanitario en España es sólo el 74% del promedio de la UE-15, cuando el nivel de riqueza (medido por el PIB per cápita) es ya el 93% del promedio de la UE-15. Uno no tiene por qué ser idéntico al otro. Variables como estructura demográfica pueden explicar algunas de estas diferencias (aún cuando la edad de la población española es mayor que la del promedio de la UE-15, con lo cual el gasto sanitario debiera ser mayor). No puede explicarse, pues, este enorme diferencial recurriendo a variables demográficas. La respuesta es que el gasto es excesivamente bajo, más bajo del que nos corresponde por el nivel de riqueza que tenemos. Y esto es lo que no se quiere aceptar.

Vicenç Navarro – Consejo Científico de ATTAC España

TOCA MOVILIZARSE PARA PRESERVAR NUESTRO SISTEMA SANITARIO

TOCA MOVILIZARSE PARA PRESERVAR NUESTRO SISTEMA SANITARIO

Hace unas semanas nos desayunábamos con la feliz noticia que el servicio sanitario de nuestro país era reconocido como uno de los mejores del mundo. El prestigioso semanario norteamericano 'Newsweek', situaba a España en tercera posición en la calidad de su sistema sanitario público: entre todos los Estados mundiales tan sólo era superada por Japón y Suiza y empataba a puntos con Suecia. La satisfacción y el orgullo de sentirnos en un país con una excelente sanidad se veían empañados , a los pocos días, con la publicación del informe de la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública (FADSP) y de diversas noticias en los medios comunicación regionales .
En este informe de la FADSP, el séptimo que realiza desde el 2003, la Región de Murcia se coloca, de nuevo, en el furgón de cola de las diferentes Comunidad Autónomas. Peor que Murcia sólo restan Madrid, Valencia, Baleares y Canarias. El informe nos muestra entre las diecisiete Comunidades Autónomas diferencias abismales en presupuesto sanitario por habitante, en dotación de recursos, en la situación de las listas de espera, y en la opinión de los usuarios. Murcia, si bien ha mejorado su posición respecto a los dos últimos años, sigue con graves déficits en camas hospitalarias públicas, mala situación de las listas de espera y con elevados gastos en farmacia y problemas graves de funcionamiento en la Atención Primaria. Si a eso le sumamos que el Plan de Salud 2010-2015, aprobado en junio por el Parlamento regional, reconocía a Murcia como la Comunidad Autónoma con tasas más elevadas de obesidad infantil y en adultos, mayor sedentarismo, mayor consumo de tabaco y de alcohol, y elevadas tasas de mortalidad infantil; la situación de los servicios sanitarios y de los niveles de salud de nuestra Región podemos catalogarla como altamente preocupantes.
Esta situación, conocida y reconocida, desde hace años por los diferentes responsables de la Consejería de Sanidad regional, no ha desembocado en un plan de acción firme y decidido que mejore las prestaciones de la sanidad y mejore el nivel de salud de los ciudadanos de la Región de Murcia. No basta con exigir más dinero de la financiación sanitaria al Gobierno central. Después de 10 años de competencias en materia de sanidad hay responsabilidades claras a exigir al Gobierno regional, que no ha marcado la sanidad como una de sus prioridades y ha realizado una gestión deficiente de importantísimas cantidades de dinero y está llevando al Servicio Murciano de Salud a una situación insostenible, con deudas e impagos de varios centenares de millones de euros.
En vez de mejorar la gestión, de proponer un plan de choque consensuado con las diferentes fuerzas políticas, de facilitar un acuerdo por mejorar los servicio sanitario públicos, de generar ilusión colectiva con la apertura de los nuevos hospitales, los pasos dados por la Consejería de Sanidad son muy inquietantes y están marcadas por una carencia de rumbo y una clara tendencia privatizadora, que intenta desmontar lo que ha funcionado y es reconocido internacionalmente.
La falta de claridad con la planificación de las infraestructuras hospitalarias en el área de salud de Cartagena, los mensajes equívocos y cambiantes, generan desconcierto y descrédito, a la vez que denotan una preocupante falta de dirección y de rumbo.
La entrega a una empresa privada de la central logística de compras y almacenamiento, el anuncio de construcción y gestión privada de los hospitales de Águilas y de Mazarrón, el anuncio de que la hemodiálisis del nuevo hospital de Cartagena la realizará una empresa privada, incorporada en las mismas instalaciones públicas y quintuplicando el presupuesto, el incremento de los conciertos con clínicas privadas en reproducción asistida (somos la única Comunidad Autónoma sin una unidad de estas características en un hospital público), un incremento exponencial de concertación en pruebas diagnósticas y en cirugía, son ejemplos claros de la privatización que se está realizando en la sanidad regional.
Numerosos colectivos y organizaciones de la Región nos hemos unido constituyendo una gran Plataforma en Defensa de la Sanidad Pública. En ella están representadas asociaciones de vecinos, sociedades profesionales, sindicatos, partidos políticos, movimientos culturales y ciudadanos, que no están dispuestos a renunciar a un servicio público de calidad, bien valorado, que genera bienestar y tranquilidad a las familias de la Región de Murcia. Durante los próximos meses, vamos a desarrollar actividades dirigidas a frenar los intentos de privatización y a que se mejore la dotación presupuestaria en sanidad, a que se desarrolle la Atención Primaria de Salud y a que mejore la infraestructura hospitalaria de las áreas de salud más deficitarias.
Al igual que el estudio de 'Newsweek', valoramos mucho lo conseguido en la mejora de la asistencia sanitaria desde la publicación de la Ley General de Sanidad en 1986 y no estamos dispuestos a que se malogre en nuestra Región. Queremos que la sanidad mejore, sin perder el carácter de servicio público, gestionado de forma pública, y consideramos que es el momento de expresar de forma clara nuestra posición y llamar a la movilización ciudadana por la Defensa y Mejora de uno de los mejores sistemas sanitarios públicos del mundo.
Articulo firmado por: Luis Sánchez Pina, portavoz de la Plataforma en Defensa de la Sanidad Pública de la Región de Murcia y Juan Antonio Sánchez Sánchez, presidente de la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública (ADSP) de Murcia.

NACE LA PLATAFORMA EN DEFENSA DE LA SANIDAD PUBLICA

NACE LA PLATAFORMA EN DEFENSA DE LA SANIDAD PUBLICA

El pasado 22 de Abril de 2.010 se presentó ante la opinión pública la Plataforma en Defensa de la Sanidad Publica, formada por varios colectivos de Cartagena. El acto tuvo lugar en la sede de la Federación de Asociaciones Fernando Garrido, propulsora de la formación de esta plataforma.